Los Beatles y yo. Música y de todo un poco.

domingo, 30 de marzo de 2014

Walls & bridges ((ºJº))

Cuando este disco cayó en mis manos fue una sorpresa, y una sorpresa doble. Me encanta cuando das con ciertas obras vinílicas que llaman la atención no solo por su música sino también por su envoltorio. Ya he hablado de esto en bastantes ocasiones y seguiré haciéndolo porque no me cansa. Este es una de las cosas por las que soy un defensor del vinilo. De hecho en la reedición de este disco en cd perdió toda la gracia.


En primer lugar jugar con esa carátula desplegable poniéndole caras a Juanito no tiene precio. Es sorprendente lo que se disfruta con algo tan aparentemente sencillo y a la vez tan complejo. Por complejo me refiero a la hora de trasladar el concepto a algo tan poco maleable como la carátula de un disco. Y por supuesto descubrir la vena pictórica que ya nos indica el artista que llevaba dentro el de Liverpool desde edad temprana. Las fotos fueron realizadas por Bob Gruen, quien también hizo otras que aparecían en un folleto interior junto con más dibujos infantiles de John Lennon y que desgraciadamente yo no tengo. Por cierto, este fotografo fue el que inmortalizó a Lennon con su camiseta de New York City, una de las instantáneas más conocidas del músico.

En segundo lugar y al margen de estéticas lo interesante de este disco es, obviamente, su contenido. En él encontramos a un Lennon un poco más amable, su estilo no muestra la dureza de discos anteriores, aunque siguen apareciendo las paranoias del músico. Supongo que será el reverso tenebroso de todo genio. También es verdad que había conseguido sacudirse un poco de encima a esa pandilla de sinvergüenzas en horas bajas que eran Keith Moon, Harry Nilsson y alguno más y, por el contrario, a su alrededor aparecen músicos de la talla de Elton John, Nicky Hopkins y su amigo desde la época beatle Klaus Voorman.
Otro valor añadido y parte importante de este disco se encuentra en el uso de metales a través de la agrupación The little big horns que le darán a todo el disco un sonido más negro, más funky de lo que es habitual en el estilo del ex-beatle.

Las dos canciones importantes del disco son Whatever gets you thru the night y #9 Dream. Con la primera, un rock vitamínico y pegadizo, y junto a Elton John y su piano llegará al número uno en las listas por primera vez desde su separación de los Beatles. Por otro lado #9 Dream es un bellísimo tema basado en los sueños, muy onírico, con unos efectos de sonido que refuerzan este hecho.
Pero el disco no son solo estas dos canciones, y aunque he dicho antes que logra zafarse un poco de Nilsson firmará con él uno de los temas, Old dirt road, triste y sucio a partes iguales. En What you got vuelve a asomar con fuerza la sección de viento y una voz desgarradora. En Scared afloran los sempiternos miedos lennonianos y además ya sabemos de donde sacó Michael Jackson la idea para los aullidos de su Thriller. Beef Jerky, el único tema instrumental en la carrera de Lennon con unas cuantas notas que recuerdan a otro tema de su amigo Macca. Y mi favorita, Nobody loves you (when you are down and out), totalmente abrumadora.
Hay más, y hasta alguna sorpresa al final, pero creo que merecen ser descubiertos por el oyente. En definitiva, un gran disco. ((ºJº))

viernes, 21 de marzo de 2014

Una de Queen

Mis primeros encuentros con Queen son un poco raros. Era un grupo con los que no sabía a qué carta quedarme. ¿Me gustaban? La verdad es que sí. Pero no terminaba de encajar las piezas de ese puzzle que era este grupo. Obviamente yo era un niño cuando ellos empiezan a resaltar en los primeros setenta y es posible que hubieran cosas que se me escaparan o no supiera interpretar, la puesta en escena junto a ese estilo musical tan propio, y tan diferente, en el que mezclaban rock con la ópera o el vodevil. No sé.
Mi primer encuentro directo con la Reina fue con News of the world de 1977.

Cuando apareció en casa yo tenía unos diez añitos. Y el primer impacto vino de la mano de su doble portada. Como deberían ser los discos, primero recrearte con la estética de su envoltorio para luego degustar su música. Una simbiosis artística, vaya. Quizá ahora no sea tan llamativa pero en esa época que yo ya tenía bastante querencia por los tebeos y cómics sí lo fue. La idea original está tomada de una ilustración que Frank Kely Freas realizó para un libro de ciencia ficción de Tom Gudwin. Y para mí que ya empezaba a leer algún relato sobre el tema como La guerra de los mundos de H.G.Wells fue cuando menos impactante. La cosa continuaría en ese ámbito, entre otros, con Un mundo feliz de Aldous Huxley y que tanto me impactó, y hace no tanto Lovecraft y su Cthullu. Pero esa es otra historia.Y encima el disco se abre musicalmente con dos trallazos rockeros que para qué contarte.

Efectivamente, el disco comienza con una canción considerada como uno de los grandes temas de estadio: We will rock you, con una percusión increiblemente potente que deja sin habla y la guitarra de Brian May para a continuación cambiar de tercio y atacar We are the champions. Dime si no la has tarareado alguna vez cuando tu equipo o tú habéis ganado algo, aunque sea a las chapas. Pero quizás la gran fama de estas dos canciones hace que no se tengan tan en cuenta otros temas de igual o más nivel de este disco. De mis favoritas My melancholy blues de Mercury, Who needs you de Deacon con una guitarra maravillosa de estilo latino o cuasicaribeño y el fabuloso rock clásico de Brian May Sleeping on the sidewalk. En fin, se puede encontrar una mezcla francamente variada de estilos al gusto del más exquisito.
Tiempo después volvería a tener otra conexión Queen-cómic con la película Flash de 1980 en la que Mercury y los suyos pusieron la música derivando además a un estilo más funky. Curiosamente tuvo más éxito la banda sonora que el film en sí. Bueno, la película es bastante mala pero al doctor Zarkov no le borran la memoria los malos gracias a que, entre otras, cantaba en pensamientos una canción de los Beatles ¿?.
Y en ese mismo año también aparece el disco The Game, que en uno de los sencillos extraidos del lp aparece otro de los grandes éxitos de la banda, Another one bites the dust en su cara A, y un pedazo tema en la b con un gran bajo protagonista: Dragon attack. Y Mercury en la portada del sencillo con la camiseta de Flash.

jueves, 13 de marzo de 2014

Una de televisión

Cómo puede llegar a ser tan frágil la memoria. O todo lo contrario, entrar como un elefante en una cacharrería haciendo que cientos de imágenes, sonidos y recuerdos aparezcan sin que nadie los haya llamado. Y están ahí, no vamos a decir que no, porque cuando salen es porque antes ha habido algo o alguien que los ha creado y guardado. Será que el sueño de la razón produce monstruos, como diría el Sordo de Fuendetodos.
Pues ahí estaba yo escuchando al amigo Mike Olfield y su Tubullar Bells, obra adorada y odiada a partes iguales por el respetable. A mi particularmente me gusta, pero este disco. No la segunda parte, ni la tercera, ni la vigésima. Que es más de lo mismo, vamos. Pues como digo, en esas me encontraba cuando el disco llega a la parte del Maestro de ceremonias, y más concretamente al minuto 2:29, cuando se me abrió un pequeño resquicio en esta almendra que tengo por cabeza y me vinieron imágenes de una cabecera de RTVE, de atletas en carrera, estilizados gimnastas, ciclistas a toda velocidad... vamos, de los primeros programas deportivos que recuerdo en los setenta con Daniel Vindel. Y me he dicho a mi mismo: "¡pero bueno! ¿dónde tenía yo esto almacenado?".
Recordar que también se utilizó otra conocidísima parte del Tubullar Bells en la película El Exorcista.
Pero siguiendo con la televisión, la caja tonta ha tomado mucho de la música pop. Concretamente de Mike Olfield recuerdo otras, que me ha costado dar con ellas (porque no me acordaba de los títulos), Guilty y Portsmouth. Creo que éstas eran de programas divulgativos de La 2 de RTVE (recuerden los niños, si hay alguno por aquí, que antes solo había dos canales ¡sí, solo dos!)

Así que como he dicho al principio empezaron a aparecer más imágenes televisivas setenteras y más melodías asociadas. A continuación me vino la primera cabecera de Informe Semanal con Supertramp y su Another man's woman tomada a partir de 4:27 de la original. Y la siguiente del mismo programa que toma prestada la base del I feel love de Donna Summer.

Pero no queda ahí la cosa. Otro flash y surge uno de los programas emblemáticos de finales de los ochenta, que sigue todavía en antena y con una sintonía original característica e inquietante a partes iguales: Documentos TV. Mucho se nos han abierto los ojos con este programa (y a algunos otras cosas en cuanto sonaba la musiquita). Este tema de nombre Paris, Texas es una creación de Ry Cooder, guitarrista californiano y que en realidad formó parte de la banda sonora de la película de mismo nombre del director Wim Wenders.

Al ver que la cosa iba subiendo enteros mi cerebro ha decidido darme tregua y rebajarla con otra sintonía más amable y de facturación nacional: Con las manos en la masa. ¡Olé y olé! Firmada por Vainica Doble y cantada entre Joaquín Sabina y Gloria Van Aerssen, cincuenta por ciento de las Vainica. ¡Dónde va a parar la cosa!¡Qué relax!
Seguramente habrá más sintonías televisivas con formato pop y enjundia histórica pero mi seso ha hecho pop (nunca mejor dicho) y ahora se está reiniciando. Dejémosle que se enfríe.
En fin, que no hay nada como un pequeño agujerito para que se haga la luz. Luego viene Iberdrola y la jodim... pero bueno, esa es otra historia.